Los árboles son manchas de moho
que sumergidas en el mar se desprenden hacia la superficie
dejando caminos de color cual humo denso,
nosotros somos insectos que surgen de los arboles
arrastramos una condena eterna, chocamos unos con otros
como esas perlas plateadas que cuelgan
y en movimiento pendular chocan con otras
regresando al mismo sitio.
El cielo es un gas venenoso
nadie puede cruzarlo
moriria al hacerlo
y precipitadamente caeria hacia el fango
hundiendose más
en la existencia utópica.
El dia en realidad es un recuerdo
de que existe la muerte,
la noche es nuestro premio
y deambulamos atraidos por las luces
por el humo
por la copulación infinita
Nadie ha regresado despues de la muerte
cuando mucho
podemos morir
y seguir viviendo.
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