30 mayo, 2008

UN CEREBRO Y A VECES UN ALMA


A veces
la tarde se mueve como un vestido rojo cargado en flores
pasa como los glúteos de una mujer atractiva
dejando a la intemporalidad hecha pedazos
haciendo entender a su hombre
que no solo la muerte puede robar nuestras almas,
a veces
pasa como una plana roca rebotando en el mar
hasta que el peso la vence
y se sumerge hasta encontrarse con peces y enormes granos de arena,
a veces
con la tarde se planean historias
se discute -con una taza de café de por medio o un buen asado-
la manera de reivindicarse
o hacer surgir a los otros,
a veces
el estrépito y la voracidad de la vida,
a veces aletargado,
a veces eternamente hallado,
a veces un cerebro y a veces un alma,
a veces un castillo encendido
la flama siendo apaciguada,
a veces la corriente gira al revés que siempre,
a veces tú, a veces tu calor,
a veces solo yo
solo yo mil veces,
a veces la tarde nos pinta en garabatos complicados o
como dedos que se desplazan por un espejo empañado,
a veces no es mas que una detestable sintonia
una medianía y un grito de guerra
al borde del ocaso desesperado,
a veces un equivoco y alguien que sufre y luego
dispara lamentos que le atraviesan
la carne, los huesos, la fé, la esperanza,
a veces la tarde nos vuelve enormes falos
y penetramos a la noche, a la escencia, a la luz,
a veces es solo papel impreso de ideas muertas,
a veces es solo saber donde se encuentra la única salida
y realizar la huída definitiva
y acabar con el hastío ensangrentado
de una vez por todas.

2 comentarios:

Soron dijo...

...tu escrito me puso melancólico, a veces pasa.

...pero me gustó.

Anónimo dijo...
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