Hace tiempo que hacen falta aquí tantas cosas.
Me duele ya recordar, me duele hurgar en aquello, lo pasado, lo casi olvidado.
El tiempo cada vez se vuelve algo menos tolerable, algo menos importante.
La soledad teme por su improbable e inconstante modo de aparecer, cuando llega lo hace cada vez con más profundidad, con más penumbra, la dimensión de su vacío también se vuelve algo absurdo, algo cada vez menos.
Otro lapso de días, meses, otro año está por terminar.
"Él sigue ahí: bebiéndose hasta el hartazgo licores que nunca acaban, fumándose ignorando los humos ajenos, los añejos problemas"
Cada noche llega igual que la anterior.
Cada día comienza como comienza un día insignificante: solo, apagado, vacío, extraño, sin fuerzas, sin ganas, sin deseos.
Un lugar antes vacío hoy está invadido y un calor emana y una sonrisa y un gesto. Cabellos largos forman extrañas siluetas en las sabanas, un aroma añorado hace tiempo (hoy se ha olvidado tal añoranza) fluye y entra en uno como una droga perfecta. Pero luego... luego que? Todo vuelve al menor indicio.
La derrota sigue ahí.
La ausencia sigue ahí.
El vacío cobra cada vez mayor distancia.
La costumbre no se desarraiga,
El cambio nunca llega.
"Hace mucho tiempo, en un lugar muy lejos de aquí, alguien logro apartarse de su condena, pero no lo hizo por completo, pues dejó tras de si algo, algo que no es él mismo pero le pertenece"
"Él a veces advierte hallarse en otra parte pero... no. Sigue aquí aletargando lo inevitable, alargando el desenlace. Se imagina en otro sitio, muy lejos de aquí, muy lejos de si"
Hace tiempo que la dosis, la cantidad, la exageración, la búsqueda, ninguna llegan como antes.
Hace tiempo la ausencia.
Hace tiempo la desesperación.
Motores y neumáticos cruzan la noche.
Perros ladran reconociéndose en aquel vacío ante esa luna mutilada por el viento que le mece en los charcos que acaba de dejar una lluvia inesperada. Vapores emergen. Bocanadas y tibios tragos. Caricias y sueños largos.
A la distancia se observa el fin...
pero... el fin de qué.